En un mundo donde había muchas religiones todas las
religiones cuidaban del tiempo. La forma
más segura de medir el tiempo la llamaban ora. Todos oraban de diferentes maneras para poder
justificar no su tiempo trabajando decían cuántas oraciones habían rezado, y a los que no les creían
no les pagaban o les pagaban menos. Incluso hasta los castigaban y pegaban. El tiempo fue pasando y se descubrió una
forma en que cada cual pudiera trabajar sin necesidad de que le creyeran o no
si había orado. Se inventó el
calendario, y con ello los días y las semanas y por supuesto las horas, los minutos
y los segundos. Después de esto más
nadie tuvo que decir más sus oraciones ante un maestro para que le pagaran. Pero considero que la gente logró a través de la oración también a pedir perdón, orando.
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