Diseño, música y escritos. Bodhisattva Soto Zen, discipulo del maestro Paul Dosho Quintero, discipulo de Taisen Deshimaru
jueves, 28 de diciembre de 2017
martes, 26 de diciembre de 2017
domingo, 24 de diciembre de 2017
viernes, 22 de diciembre de 2017
El Juan Galvets y la luz.
![Resultado de imagen para <luz electrica](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQkGNJoEDq6IeHE2BrC2LD60qy38ucqzq6VTfhkSyBIWzPUw_WjjgSq3VaNcHMJxCy4tHeLt62fwN2auia8ZZhaBNZnIQPiI7gtlB0W6-wo9fqtCmbbEtxbzTRAcKqq700IfBCCZ1_YGJA/s400/Light-Bulb-Free-PNG-Image.png)
Así que el hombre comenzó a ahorrar para comprar bombillos
de todos los vatios, y así lograr una ciudad mejor. Compró 20.000 bombillos de
todas formas, colores y tamaños. Tenía bombillos del tamaño
un ombligo, hasta bombillos del tamaño de un elefante, todos iluminaban
de una forma distinta.
Un bien día decidió, después de
haber cambiado su situación como ahora era
rico por su inversión en los bombillos, decidió poner todos estos bombillos en
un gran salón y llenarlo de espejos, y empezar a mirarse, quería por fin lograr
su meta espiritual. Comenzó a verse sentado en una silla. primero 5 minutos, luego
15, luego 20. Horas, días. Y empezó a sentirse mejor. Empezó a calmarse. Su
vida dedicada a la luz eléctrica, transmutó a la luz espiritual. El hombre
iluminaba!!!!!!!!!, la gente lo veía y lo adoraba, su luz era grandiosa.
Así que colocó miles de sillas, e invitó a la gente
a que se sentara a mirarse, para lograr así un crecimiento espiritual en la
sociedad, la gente empezó a tener mayor relación con ellas mismas, lograban ver
sus defectos y lograban aceptarlos, empezaban a curarse, la gente se dio cuenta
de que a pesar de haber tenido siempre espejos, nunca los habían utilizado de
verdad.
martes, 19 de diciembre de 2017
domingo, 10 de diciembre de 2017
martes, 5 de diciembre de 2017
Y todo el mundo debería aprender a pedir
Un recluso de un centro de sanación estaba harto de estar
encerrado y un día decidió escaparse a ver si conseguía fiesta. La primera vez
no consiguió nada. La segunda simplemente decidió pasear. La tercera fue más
larga, pidió y durmió en la calle. La tercera ya estaba desesperado por
volver a su país así que decidió caminar hasta la playa, pidió y durmió en la
calle, pero no logró devolverse. A los días la gente del centro se dio cuenta
de que no podían hacer más nada por él y lo devolvieron en avión a su casa.
Después de noches de
alucinaciones, demonios y espantos, caídas y recaídas, comenzó a buscar un
camino bueno, alguien que lo ayudara a olvidar y a sanar de verdad. Fue a
la iglesia, y no encontró sanación, conoció a un monje budista zen y entro en meditación
y allí fue como después de años de práctica se dio cuenta de que no tenía que
salir a pedir, para pedir en realidad, y empezó a pedir desde su zafú al
universo interno.
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