jueves, 4 de enero de 2018

El niño.


Era un día cualquiera, era niño y jugaba con los hijas de la conserje. Un día al entrar en su apartamento, vi una estatua de piedra horrible, un demonio gris pisando una piedra.  Mi primera impresión fue de espanto.  Nunca olvidé esa imagen, ni el daño que me hizo, que no curó hasta que ya viejo les conté a mis padres y a un amigo lo que había visto. Y pude acordarme de mi imagencita del niño de los remedios. Jesús.

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